Factores que afectan la tasa metabólica basal
1. La genética: muchos nacen con genética más o menos favorable que otros, comparándose siempre en el aspecto físico. Por ejemplo hay tanto hombres como mujeres que pueden "comer a lo loco" y aun así no engordar (ganar grasa corporal). Hay otros y otras que sin necesidad de hacer actividad física siempre tienen un tono muscular como si indicara que entrenaran a diario. Por eso es que se escucha que unos nacen con "metabolismo rápido" y otros con "metabolismo lento". Los de metabolismo rápido son aquellos los cuales sus células usan o utilizan mayores cantidades de energía, lo cual hace que mantengan "a cada rato" con hambre, y que por más que coman este exceso calórico consumido no se vea en su aspecto físico.
2. Género (masculino o femenino): generalmente los hombres tienen una tasa metabólica basal más alta que las mujeres. Esto es debido principalmente a que por poseer masa muscular en mayores proporciones los hombres necesitan más energía. Por +esto también los hombres tienden a comer más, pero así y todo también tienden a cansarse un poco más rápido y a sentirse muy débiles cuando no consumen alimentos en el menor tiempo posible después de sentir hambre. Las mujeres usualmente tienden a acumular más grasa en el tejido adiposo, en comparación a los hombres, debido a que la testosterona en las mujeres está en niveles más bajos, mientras que en los hombres es una de las causantes que el exceso de grasa no sea tanto y que la masa muscular aumente. Claro está que esto también depende de la genética y de los hábitos de cada persona, porque también puede haber mujeres que no engorden fácilmente y hombres que si lo hagan.
3. La edad: parece ser que la tasa metabólica basal reduce con el pasar de los años. Expertos dicen que después de los 25 disminuye en un 2%, aproximadamente. Esto también es notorio en los niños, adolescentes y jóvenes (mujeres y hombres) que necesitan más aportes energéticos para poder crecer saludablemente. Obviamente los excesos son los que llevan a la obesidad y otras patologías como la diabetes y la anemia (cuando la nutrición es deficiente).
4. Peso: A mayor peso la persona puede disminuir o aumentar su metabolismo, pero siempre y cuando este peso sea principalmente ganado en masa muscular y No en grasa corporal, ya que si es en grasa el metabolismo puede disminuir. Todo esto porque los músculos necesitan de más energía (proveniente de los alimentos) para poderse mantener y crecer.
5. Superficie corporal (talla): aquí entran en juego el peso y la altura de cada persona. Generalmente las personas entre más altas, más tienden a tener un metabolismo rápido. Es decir que tienden a requerir más energía, a comer más, y a No engordar o por lo menos no hacerlo en exceso.
6. Porcentaje de grasa corporal: esta parte se relaciona con la número 4 ya que cuando hay menor grasa corporal se tiende a tener un metabolismo un poco más rápido, y si hay buen porcentaje en masa muscular, tiende a ser aún más rápido. Todo esto puede indicar que las personas pueden comer bastante, y aun así difícilmente engordan debido a que esas calorías que consumen se van principalmente al mantenimiento y crecimiento muscular.
7. Dieta: obviamente No solo importa las cantidades de alimentos que se consuman, sino que también cuenta mucho la calidad de alimentos que ingerimos. Por ejemplo, si nuestra dieta es rica en carbohidratos simples sin valor nutricional como los dulces, pasteles, etc, éstos hacen que podamos ganar grasa corporal fácilmente, la cual se acumula alrededor de nuestros órganos (grasa visceral) y en nuestro tejido adiposo. Esta ganancia de grasa ocasiona que el metabolismo se vuelva lento, lo que quiere decir que las células podrán requerir menos energía, lo que se traduce es que entre más comida se consuma, menos energía requerirá ser usada y por ende será almacenada en el tejido adiposo como "grasa de reserva", principalmente.
8. Glándulas endocrinas: el sistema endocrino cuenta con glándulas que segregan hormonas. Muchas de éstas controlan los niveles de grasa corporal y de masa corporal; también pueden influir de manera negativa o positiva en el metabolismo basal. Por ejemplo, niveles altos de tiroxina o de adrenalina pueden aumentar el metabolismo basal, lo que se traduce en que la persona requiere usar y, a la vez, necesitar más energía para "funcionar".
9. Nivel de actividad física: si la persona es sedentaria puede tender a tener un metabolismo lento y, posteriormente, a tener más riesgos de ser obesa. Por el contrario, aquellos que practican actividad física de manera constante tienden a tener un metabolismo más rápido, lo que quiere decir que lo que consuma se va principalmente al mantenimiento y crecimiento del tejido muscular, y no tanto a acumularse en el tejido adiposo, como ya mencioné en los párrafos anteriores.
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